Ante los hechos de violencia sucedidos el día martes 18 de septiembre en el poblado de San Rafael las Flores, donde una empresa minera respaldada por contingentes de de cuerpos armados privados, militares y policía, se ha instalado contra la voluntad de los habitantes que han exigido la realización de una Consulta de Vecinos que no ha sido atendida por las autoridades,
HACEMOS UN LLAMADO a no recurrir a la violencia en estas situaciones conflictivas que se viven cotidianamente, generadas por las injusticias y los abusos que cometen los dueños del país. La rabia, la indignación pueden convertirse en sentimientos potentes, movilizadores, hasta transformadores. El uso de la fuerza repercute en el conjunto de la sociedad, y de las mujeres en particular.
Del otro lado, exigir al gobierno que respete a los integrantes de las organizaciones sociales; denunciar e impedir la implantación de medidas restrictivas de coerción y control como los estados de excepción. Demandar que garantice la seguridad de todas las personas con base en la vigencia plena de los derechos humanos, y no en la represión.
A los medios de comunicación, que garanticen el libre acceso a información veraz y pertinente, que no contribuyan a la criminalización de la protesta y que den a conocer las demandas populares y las razones de las movilizaciones.
A las personas y organizaciones que luchan, resisten y hacen propuestas, para que continuemos en la línea de la no violencia que hemos traído hasta ahora, impulsando, de manera creativa e innovadora, dinámicas y procesos que desde ya vayan transformando, en lo personal y en lo público, nuestras maneras de hacer política e historia.
HACEMOS UN LLAMADO a no recurrir a la violencia en estas situaciones conflictivas que se viven cotidianamente, generadas por las injusticias y los abusos que cometen los dueños del país. La rabia, la indignación pueden convertirse en sentimientos potentes, movilizadores, hasta transformadores. El uso de la fuerza repercute en el conjunto de la sociedad, y de las mujeres en particular.
Del otro lado, exigir al gobierno que respete a los integrantes de las organizaciones sociales; denunciar e impedir la implantación de medidas restrictivas de coerción y control como los estados de excepción. Demandar que garantice la seguridad de todas las personas con base en la vigencia plena de los derechos humanos, y no en la represión.
A los medios de comunicación, que garanticen el libre acceso a información veraz y pertinente, que no contribuyan a la criminalización de la protesta y que den a conocer las demandas populares y las razones de las movilizaciones.
A las personas y organizaciones que luchan, resisten y hacen propuestas, para que continuemos en la línea de la no violencia que hemos traído hasta ahora, impulsando, de manera creativa e innovadora, dinámicas y procesos que desde ya vayan transformando, en lo personal y en lo público, nuestras maneras de hacer política e historia.
TExto y foto tomado del muro de Ana Cofiño.
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