La promesa de la caja roja


Febrero 2013 jueves 14    Por Christian Echeverría.

Crónica de la audiencia de presentación de pruebas para el juicio por genocidio contra los generales retirados José Efraín Ríos Montt y José Mauricio Rodríguez Sánchez

La mañana del jueves 31 de enero del 2013 en el piso catorce de la Torre de Tribunales de la Ciudad de Guatemala, precisamente en la sala del Juzgado B de Mayor Riesgo presidido por el Juez Miguel Ángel Gálvez; el Fiscal Orlando López del Ministerio Público leyó estoicamente, y resistiendo al cansancio; todas las pruebas con las que pretende que se condene al ex jefe de Estado de facto y a su jefe de inteligencia contrainsurgente, por el genocidio del pueblo maya ixil entre 1982 y 1983.

Durante horas, el fiscal enumeraba al filo de la silla que le asignaron y frente al juez, frente a los acusados y su defensa, frente a sobrevivientes de la barbarie y familiares de las víctimas, y frente a la prensa nacional e internacional; los peritajes técnico-militares, antropológico-forenses, de género, de desplazamiento, étnico-culturales, psicosociales, históricos, pruebas documentales y testimoniales. 68 peritajes especializados eran aquellos y 142 testigos, más variados elementos probatorios, que suman unos mil. Proclamas políticas castrenses, decretos, acuerdos, manuales de procedimiento militar, estatutos, cientos de actas de defunción, legislación  y exhumaciones.

Eran cientos y cientos de hojas de papel agrupadas en expedientes interminables, con una infinita promesa de justicia. Todo llegó acarreado a la sala en una caja de plástico roja, que los integrantes de la parte acusadora y los querellantes adhesivos de la Asociación por la Justicia y la Reconciliación y el Centro para la Acción Legal en Derechos Humanos; ingresaron al Juzgado a las 9:10 de la mañana; mientras el viento silbaba irrumpiendo en el edificio desde el cielo y la calle.

Temprano. Eran las ocho menos veinte; y mi credencial de prensa hacía ceder las más férreas voluntades. Me dejaron ingresar cigarrillos a la sala judicial. Algo que parece reservado para la prensa. La sala está medio vacía y medio llena. Unos suéteres distendidos usurpaban los asientos de las primeras filas guardándoselos quizás a algún familiar de los sujetos procesales. Los campesinos mayas ixiles desde temprano, con sus sombreros del campo y sus trajes solemnes hacían suya la sala de justicia. El conserje del organismo disponía la pulcritud de las sillas donadas por la cooperación internacional; y el aire se le escapaba a las ventanas dejándole entrar y silbar a placer. Los  extranjeros, de fuerte presencia, murmuraban su desconfianza en el sistema nacional; y con un hermoso traje azul y una coqueta corbata de seda; uno de los abogados de los militares, ordenaba cada uno de sus argumentos sobre su trinchera de madera. Papeles, fotocopias, alguna pluma.

La espera empezó a ceder, cuando ingresaron en bloque los representantes de las víctimas, los querellantes adhesivos y el Ministerio Público –MP-. Se trataba de la Asociación por la Justicia y la Reconciliación –AJR-, y el Centro para la Acción Legal en Derechos Humanos –CALDH-. Entraron la mayoría sonrientes. Cargado su prominente caja de plástico roja. Allí apilada, venía toda la evidencia en folders y folios. Imposible de contar. Parecía pesada, muy pasada la caja roja que prometía condenar el genocidio. Los querellantes y los acusadores se saludaron con los abogados defensores de los altos mandos del Ejército. La civilidad gobernó la mañana.

Un metro setenta de caudillo

A las 9:24 ingresa por la puerta de la sala José Efraín Ríos Montt. Serio y cabizbajo, con su traje negro llano y una corbata color melón, muy suave. Lo vi de cerca por primera vez, y nunca olvidaré su personita diminuta, poderosa para siempre. La tensión se apodera de mi y de mis colegas periodistas. Como sicarios, los fotógrafos empiezan a acribillarlo a fotos. Todos. Como lobos, como hienas; lo rodean y lo copan. Saqué mi grabadora de voz y registro el momento; y así lo acompañamos hasta el estrado y hasta su asiento:

-¡Buenos días licenciada! –exclamó el general hacia una de las querellantes, y así se acercó a saludar a sus acusadores. Con su misma voz de mesías-

-¡Buenos días!... –le respondió la joven abogada sonriente-   

Subalterno

De repente, sentí algo sobre la nuca, ya bien encaramado en el estrado de madera encima del general registrándolo todo. Al voltear tenía encima al otro general: Rodríguez Sánchez. Venía castrado por una silla de ruedas, con una pijama y una bata azul lisa del hospital militar, empujado por un enfermero asistente portador de insignias castrenses sobre el blanco del uniforme médico.

-Buen día… –me saludó como inquiriéndome- yo le saludé con mis mejores atenciones.

Luego, el eterno subalterno se acomoda sobre su silla de ruedas sobre un costado. Lejos de su ex jefe; y un periodista experimentado, suspicaz; se le acerca para charlar momentos antes de que empiece la audiencia de presentación de pruebas por genocidio. La verborrea: el estado de salud, los achaques y el dinero supuesto que reciben sus enemigos por tenerlo allí sentado sobre su pijama y su silla de ruedas en la sala de justicia de la mañana fría.

Miguel Ángel Gálvez

A las 9:33 ingresa el Juez e inaugura la sesión, presentando a las partes y sujetos procesales, presentándose a si mismo y a su oficial; y a los generales del Plan Sofía y a sus abogados defensores:

-Cuando son las nueve horas con treintaicinco minutos, se deja constancia; que nos encontramos reunidos en la sala del Juzgado Primero de Primera Instancia Penal por Procesos de Mayor Riesgo. Su servidor; Miguel Ángel Gálvez Aguilar como Juez –declaró el que presidía- Dentro de la Audiencia, se encuentran las siguientes personas: Agente Fiscal, abogado Orlando López…

-Buenos días –le interrumpió el fiscal diligentemente-

-Buenos días –le respondió el Juez- Así como el Auxiliar Fiscal Erick Giovanni Morataya…

-Buenos días –le saludó el auxiliar-

-Dejando constancia que dichos profesionales actúan en representación del Ministerio Público. De la misma forma las partes querellantes adhesivas: se encuentra la Asociación para la Justicia y la Reconciliación, por medio de su representante Benjamín Manuel Jerónimo…

-Buenos días –saludó el líder campesino con vos tenue-

-Acompañado de sus abogados Edgar Fernando Pérez Archila y la licenciada Cristina Alonso Gómez y el licenciado Francisco Martín Vivar Castellanos. Así como el Centro para la Acción Legal en Derechos Humanos, se encuentra su representante Juan Francisco Soto.

-De la misma forma se deja constancia que se encuentra el Sr. José Efraín Ríos Montt...

-Buenos días –saludó el general ya con la pesadumbre de la acusación-

-Debidamente acompañado de sus abogados defensores… así como el señor José Mauricio Rodríguez Sánchez, debidamente acompañado de su abogado –estipuló de oficio el Juez Miguel Ángel Gálvez Aguilar, aquella mañana del 31 de enero-

Después, preguntó a las partes si traían una memoria de ayuda para llevar un mejor registro de aquello que habría de presentarse como pruebas para el debate oral:

-Sí señor Juez, efectivamente se trae un listado de los medios de prueba –respondió al juzgador el fiscal del Ministerio Público con voz fresca-

Luego preguntó lo mismo el resto de los querellantes adhesivos:

-Así es Señor Juez, traemos una guía para el ofrecimiento de prueba –respondió la joven abogada que venía sonriente cargando la caja roja de las pruebas-

Las cosas se asentaron y el fiscal comenzó a leer una breve descripción de cada elemento de prueba ofrecido. La caja roja iba quedando vacía. La acusación por deberes contra la humanidad en el debate oral y público que se avecina contra Ríos Montt y Rodríguez Sánchez; estará sustentada según exponía López por peritajes de Marta Elena Casaús, Rodolfo Robles y Gustavo Cadena entro otros expertos; que buscarán establecer ante la sociedad guatemalteca la esencia racista del Estado que redujo a ceniza a su propio pueblo.

Los periodistas tomábamos notas, los reporteros gráficos seguían su masacre fotográfica y las grabadoras permanecían encendidas; mientras el vidrio de la jaula metálica que contiene siempre a los criminales en la sala de la justicia; absorbía la grasa capilar del general del golpe de estado, que sentado en su silla a la par de su abogado permanecía eternamente maquiavélico. Apuntando en una libreta, leyendo la Constitución con sus manos pálidas avejentadas que se veían estilizadas por el oscuro de su saco, cruzando sus brazos, dejando salir sonrisas esporádicas de incredulidad, quizás de indignación moderada, movilizando su mandíbula para manejar la tensión y sonriendo y murmurando a su izquierda con su abogado defensor; mientras la fiscalía le contaba a la audiencia de los bombardeos y del robo de animales que habrían perpetrado las tropas contra sus hermanos.

Los peritajes, los múltiples peritajes; habían sido concluidos en los últimos dos años decía López. Rodríguez Sánchez, reducido a la rabia y al otro extremo de la mesa, en una esquina de subalterno; sostenía sus manos sobre su bastón mientras mascaba un chicle.  

La fiscalía, mientras la audiencia permanecía en silencio; también presentó documentos de identidad de los imputados. De la Proclama Oficial del Ejército de 1982, del Acuerdo de la Junta Militar de Gobierno, de los documentos oficiales del Ministerio de la Defensa, de la disolución del Congreso, de la Ley Constitutiva del Ejército de 1968, de la creación del Estado Mayor de la Defensa Nacional, del Estatuto de la Junta de Gobierno, del estado de sitio, del estado de alarma, de la creación de los Tribunales de Fuero Especial; que según expuso en su cara López, eran nombrados por el propio Ríos Montt. De documentos de Propaganda. De la Orden General del Ejército para Oficiales, de acuerdos ministeriales y de la Fuerza de Tarea Gumarcaj. La caja roja iba quedando vacía. De fotocopias de los planes de campaña, de artículos de la Revista Militar, de fotocopias del Plan de Seguridad y Desarrollo, del Manual del Oficial del Estado Mayor, de la estructura de mando y cadena de jerarquía, del planeamiento estratégico militar. Documentos desclasificados del gobierno de los Estados Unidos y del vilipendiado informe del REMEHI. La caja roja iba quedando vacía mientras le vomitaba al país su historia evadida. Eran casi las 10 de la mañana.          

-El Ministerio Público, en el proceso penal por el delito de genocidio y deberes de humanidad que sigue en contra de José Efraín Ríos Montt y José Mauricio Rodríguez Sánchez, (ha dispuesto) específicamente la cantidad de 68 peritos. Todos ellos deberán ratificar, ampliar o modificar su peritaje racional, del cual cada uno de ellos, harán también una presentación audiovisual, y responderán las preguntas que le sean formuladas –declaró ante Gálvez el jefe de la Fiscalía de Derechos Humanos del Ministerio Público de la República de Guatemala, con su mismo tono inocuo de toda la jornada-  

Orlando López declaró ante el Juzgado que Héctor Rosada, expondrá en el juicio su peritaje histórico. Ángel Romeo Valdez, el peritaje cultural sobre los mayas ixiles. Paloma Soria Montañés, española, el peritaje de violencia contra la mujer maya ixil en la guerra. Nieves Gómez, el peritaje psicosocial del daño a la integridad mental en el departamento del Quiché, en la región Ixil. Marco Tulio Álvarez, el peritaje sobre desplazamiento de niños en el Triángulo Ixil…
Los murmullos hicieron su entrada triunfal mientras se dejaban oír los nombres de los peritos…

Eduardo Vásquez Arriaza, el peritaje del Plan Militar Sofía en el área Ixil –continuaba inconmovible el fiscal López mientras me paraba inquieto en la jaula metálica de los criminales, hoy reservada a la prensa y a las espaldas del general-   

A las 11:15 de la mañana, el general Ríos Montt interrumpió la solemnidad pidiendo permiso para ir al baño. Regresó y poco después el Juez finalizó la primera parte de la audiencia. Salimos todos al almuerzo y por la tarde continúo la lectura de todo lo que la caja roja portaba en su vientre de plástico. La audiencia terminó ya entrada la tarde ya con mi ausencia; y esta sociedad ya conoce algo de su porvenir aunque aún no lo entienda.

Hacia un 14 de agosto

Los generales de la contrainsurgencia empezarán a conocer su destino el miércoles 14 de agosto de 2013. Así lo estableció la Jueza Presidenta del Tribunal de Sentencia A de Mayor Riesgo Jasmín Barrios, días después de aquel 31 de enero frío.  

La Fiscalía encabezada por Orlando López, los acusará de planificar la muerte de 1,771 personas en el contexto de un genocidio contra la población civil, considerada enemiga del Estado finquero. La defensa de Ríos Montt y Rodríguez Sánchez, intentará evitar una condena penal presentado testigos como Gustavo Porras, Arenales Forno, Secretario de la Paz y Alfred Kaltschmitt.

Está por verse si los 34 testigos que presentará la defensa, podrán más que la promesa infinita de justicia de las pruebas que transportaba aquella mañana gris, una caja de plástico roja.

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